Pozo Figaredo

A la una y media de la tarde del 29 de junio de 2007, subió a la superficie la jaula de Figaredo llevando a seis trabajadores que despedían, seguramente sin saberlo, dos siglos de minería en el valle. La capa 27 había dado la última vagoneta de carbón del pozo y el silencio empezó a reinar en sus galerías desiertas…

Figaredo llegó a ser una de las explotaciones más importantes de las cuencas carboníferas asturianas. En su inicio, en el año 1866, contaba con dos pozos, llegó a tener ambulancia propia (que finalmente fue donada a una ONG), sierra de madera propia y hasta la concesión de las vías de tren de Feve y de Renfe. 

Ahora poco queda de todo eso y ya sólo hay acceso directo a uno de los  pozos, aunque se trabaja en los dos. El declive llegó, como en la mayor parte de las minas, en la década de los noventa. El 16 de diciembre de 1994, el lavadero, derribado en mayo de 2001, cesaba su actividad y pocos días después, el 27 de diciembre, salía el último tren de carbón. El destino fue la térmica de Soto de Ribera. 

La plantilla llegó a ser de 1.600 trabajadores, unos 500 por relevo. Con el cierre de estas instalaciones, el valle más minero de España, pierde su último pozo pese a que llegó a tener más de 22 agrupaciones mineras diferentes.